FADO
No entiendo porque, pero repentinamente el brillo y el encanto de mis actuales pasos se desvanece, dejándome un sin sabor nefasto, que apaga toda cálida sensación fruto de buenos momentos. Ya no puedo disfrutarlos tanto como debería. La gente que comparte mis pasos empieza a percibir mi falta de interés por lo cotidiano y sus formas de evadir la realidad. Es inevitable, mi fado se apoderó de mi mente, y solo este me genera predilección, mientras me dejo arrastrar por las labores diarias y sus excepciones como un pequeño bote en medio del inmenso mar, pero sin rumbo fijo. Toda la teoría se encuentra intacta, pero no me sirve ahora. Debo dejar de hacer pataletas que no me llevan a nada y empezar a dedicar parte de mi energía diaria en el sueno de este Troll que me hace anhelar lo incierto, lo improbable y lo inseguro; me pide que saboree desde lejos esas sensaciones tan alejadas de mi mundo actual. Ya nada queda, solo dedicar tiempo diario a ese sueño, el cual se muestra tan